Agradezco cada día por esta ciudad infinita y la oportunidad de que sus calles me lleven siempre a otro lado. Pocas cosas me gustan más que subirme a un auto y que el viaje sea largo. Ayer la pasé bomba sentada en el remis coreando las canciones de la radio con el conductor, sin hablarnos, disfrutando el trayecto, la música y cada uno con sus pensamientos.
No me cuesta mucho ser feliz. Una ventana y música, la idea de estar yendo a algún lado, de que me estoy moviendo.
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