8.26.2012

yo también, yo también

IV


Mr. Postman
and I'll send all my loving to you

     Ya sé a qué me quiero dedicar cuando sea grande.
     Lo acabo de terminar de esbozar, charla via MSN con E. mediante, pero en realidad la idea había comenzado a gestarse hace unos días.
     Recién salidita del baño y con mi clásica modorra vacacional volví a tirarme en la cama deshecha. Cigarrillo, olor a limpio-desnuda y las sábanas frescas haciéndome mimitos, se me ocurrió nosequecosa que me urgió escribir en mi computadora. Laptop, laputamadre. Hay poca gente que merece escribir desde la cama, sin escalas, desnuda, y me consta que soy una de ellas. For the sake of beauty, si no otra cosa. 
     Entonces sí: escribir un aviso clasificado que ofrezca, al bienaventurado que se encargue de procurarme una laptop, emails diarios. Verborrágico correo electrónico bien pero bien caliente, dedicado, de redacción aceptable. Desde el día de hoy y hasta el día en que me muera, ser protagonista del más apasionado love-affaire imaginable. 365 emails por año escritos desnudita desde mi cama, con garantía de hacer sentir, descontando al palpitante deseo, 365 emociones diferentes al destinatario.
     Ah, es un buen plan. 

     Así es que mientras se lo describía a E., pensé: ¿por qué no llevarlo más allá?

          Relaciones epistolares à la carte, by Lolita Copacabana.

     Señora, señor, jóvenes de todos los gustos y colores: me ofrezco a escribirle como quien más le venga la gana.
    ¿Perdido en París, buscando una excusa para extrañar Buenos Aires? Permítame ser su novia abandonada. Si quiere una amante viajera le describiré con ahínco cada ventana de mi atlas. Si se ha quedado sin madre déjeme escribirle instándolo a que se abrigue, a que coma bien, a que deje a esas locas de malamuerte con las que se anda juntando. ¿Necesita un discípulo? ¿Un mentor? Siempre es bueno contar entre sus amigos con un futuro abogado. ¿No te dan bola las chicas en el cole? Me puedo rebajar fácilmente hasta los quince, quizás doce años. Si me dejas maltratarte puedo ser la confirmación de que el mundo es cruel, las mujeres malvadas. Puedo ser tu hija perdida, o tu compañerita de banco de primer grado. La diosa que te rebotó en el boliche, esa chica triste que no podías dejar de mirar en la plaza. 

     ¡Ah, sí! A eso me dedicaría con gusto.
     Otra que prostituta, psst.
     ¿Cuánto podré cobrar?


Lola Copacabana, Buena leche  - Diarios de una joven [no tan] formal.

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