10.04.2012

dirt in the skirt


Hoy vino a mi memoria -porque evidentemente la primavera me poliniza- el recuerdo de la primera vez que me di cuenta me gustaban los hombres. No me refiero a modo de canto a la heterosexualidad, sino de atracción más allá del entendimiento, puramente instintiva. 

Cuando tenía 7 años viajamos a visitar al primo de mi madre que llevaba varios años radicado en Los Ángeles. Cierta noche en su casa me cené reclamos de mala educación porque aburrida dejé la comida en el plato y mi cabeza bajo la mesa, sobre la falda de mi madre. Me desperté con las sacudidas de mi hermano para que me bajara de la camioneta, que ya estábamos en el hotel. El primo de mi madre no los había dejado despertarme, me levantó de la silla y me llevó en brazos hasta el auto.

Tan simple como eso. Quizás fuera la poca bola que me daban, quizás la poca-poquísima idea de cómo tratar a una niña que tiene mi familia..pero todavía puedo contar con los dedos todos los pensamientos que se me vinieron a la cabeza cuando mi hermano se burlaba de que me llevaran en brazos y a mi se me vencían las piernas de pensarlo. Las sensaciones de haberlo vivido y no, de buscar rastros, pruebas, perfumes. Cómo no me desperté nunca. 

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