2.13.2014

El cuervo es todo hombre que no puede reconocer que todo lo que más odia y teme está dentro de él


“Goethe llamó a su obra una gran confesión, ¿no? Mirando su trabajo en sentido amplio, uno podría decir lo mismo de Shakespeare: un autoexamen y una autoacusación totales, una confesión total –muy desnuda, pienso, cuando uno la mira. Quizás sea lo mismo con cualquier escrito que tenga vida poética real. Quizás toda la poesía, en tanto nos conmociona y nos conecta con nosotros, es la revelación de algo que el escritor no quiere en realidad decir pero necesita desesperadamente comunicar, entregar. (…) El misterio real es esta extraña necesidad. ¿Por qué no podemos esconderlo y callarnos la boca? ¿Por qué tenemos que parlotear? ¿Por qué los seres humanos necesitamos confesar? Quizás si uno no tiene esa secreta confesión que hacer, no tiene un poema –no tiene ni siquiera una historia. No tiene un escritor. Si la mayoría de la poesía no parece ser en ningún sentido confesional, será porque la estrategia de lo oblicuo, del ocultamiento, puede ser tan compulsiva que resulta casi enteramente exitosa”, respondería, como si improvisando un arte poética, para The Paris review.

1 comentario:

The Exploding Girl dijo...

http://blog.eternacadencia.com.ar/archives/2014/33482